Me asombra el desarrollo de la delincuencia en el mundo, y en especial en mi país Argentina. En estos últimos tiempos, se ha perdido toda capacidad de parte de la justicia de combatirlos. ( ¿ hay justicia ? ) Las cárceles estan llenas de criminales de toda especie y de toda calaña y, siguen entrando, pero lo peor del tema es que siguen saliendo. Muchos de ellos, sin cumplir la totalidad de las penas que se le fueron impuestas.
Yo opino que, si la misión de un encierro tiene como finalidad la corrección del criminal, para que salga luego de cumplir con los años de condena como una persona arrepentida de sus actos criminales, con deseos de reivindicarse con la sociedad y dar lo mejor de sí para demostrarlo; ¡ cómo nos equivocamos ! Si la calle es la escuela de la delincuencia, la cárcel es la universidad. Allí se reciben de profesionales del delito, se hacen expertos en todas las artes de la delincuencia, salen con odio a la justicia y a la sociedad donde luego serán insertos.
Apretados por la opinión pública y, en muchos casos ante el ridículo y la ineficacia de su acccionar, se han cambiado ministros y policías y hasta jueces. ¿ Cuáles han sido los resultados obtenidos ?, nada de nada y mucho de lo mismo: ¡ El fracazo !
Un profeta del Señor ha dicho: » Para alcanzar metas jamás alcanzadas, hay que hacer cosas jamás hechas». ¿ No será este el tiempo en que se deben hacer leyes jamás hechas ? O tomar medidas jamás tomadas en relación a los delincuentes ?
Al márgen de las condenas que se establezcan, si yo navego en mi mente rumbo a un país ideal; propondría lo siguiente: En vez de tener «parásitos» encerrados gastando el dinero del pueblo, dándoles alojamiento, alimentándolos y vistiéndolos, para que luego cuando salgan se vuelvan en contra de sus propios benefactores; crearía «cárceles fábricas», donde se les enseñen a fabricar sus propias ropas y vestir a la gran cantidad de gente pobre que se encuentran en las villas. Crearía » cárceles ganaderas», donde aprendan a criar animales de toda especie que sirvan de alimentos para ellos mismos y alimentar a quienes se encuentren con estas necesidades . Y así, con tantos otros rubros.
¿ No es coherente pensar que estos individuos, cuando cumplan sus condenas, saldrán siendo expertos en distintos oficios y deseosos de demostrarlo? ¿ No mejorarían su autoestima y se sentirían que en algo han pagado a la sociedad ? ¿ O seguiremos largando a la calle a profesionales del delito ? Esta es mi humilde propuesta para quien quiera tomarla.
Mi País Ideal 